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¿Qué hace tan especial a Estás muerta, nadie puede dañarte?

15 marzo 2021

¿Qué hace tan especial a Estás muerta, nadie puede dañarte?

1) Un comentario recurrente entre los autores de novela negra es que sueñan con escribir una trama sin crimen y sin cadáver, sin que por ello deje de pertenecer al género. O, cuanto menos, que el peso en la trama de aquéllos sea lo más ligero posible. En Estás muerta nadie puede dañarte, el crimen no se despliega ante nuestros ojos y el cadáver no importa como tal sino siempre como recuerdo de lo que un día fue: un ser vivo. Conocemos al asesino de antemano por lo que no hay investigación ni caso. No es el hecho luctuoso lo que se pone bajo el microscopio sino las ondas concéntricas que genera. Interesa la radiación, la toxicidad de un acto bárbaro irreversible, el después, dónde nos deja, cómo nos deja. A todos los que estuvimos más o menos cerca de la víctima.

2) La novela negra ha otorgado tradicionalmente el mando de la historia al criminal y a su cazador -léase detective, policía, investigador aficionado, husmeador accidental…-, poniendo el énfasis en lo que un crimen tiene de reto, de pulso, de puzzle, de llamada a la acción. Estás muerta, nada puede dañarte invierte los polos y sale en busca del testimonio de los que se hallan en la periferia de la ejecución y de la resolución pero en el centro de los efectos anímicos y morales. La corte de individuos que salen malheridos por su involuntaria cercanía a una tragedia es lo que seduce a Nicola Maye Goldberg. Un crimen tiene por sistema una dimensión íntima o familiar, ocurre en el seno de una comunidad, deja multitud de daños colaterales, se graba en la mente de un amplio abanico de individuos. A estos últimos da voz la novelista.

3) Desde el mismo título de la novela, tomado de un verso del poema “Un mito de la devoción” de la Premio Novel Louise Glück, Maye Goldbeg presenta sus credenciales como poeta, es decir, comunica que va a posar una mirada lírica -lo cual no es incompatible con cruda y dolorosa, por descontado- sobre los hechos que va a narrar a través de un coro de personajes. Esta línea misma, extraída de sus páginas, se me antoja un verso (al tiempo que una poderosa declaración de intenciones sobre el propio libro): <<Como un investigador privado que bebe es un tópico del todo imperdonable, yo tomo pastillas>>. La novelista nos conmueve porque aborda el drama con la sensibilidad de quien está acostumbrada a observar al mundo con la pureza y la perplejidad del poeta.

4) Estás muerta, nada puede dañarte es una novela negra y no es una novela negra, o no es una novela negra al uso, o mejor dicho, demuestra todo lo que la novela negra puede llegar a ser si se apuesta por ángulos imprevistos y por una mirada expansiva y abarcadora.

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