Las invitadas secretas

04 noviembre 2019

Las invitadas secretas -segunda entrega de las peripecias del detective Garda Strafford que publica RBA tras Pecado- parte de un hecho documentado: durante los feroces bombardeos alemanes sobre la ciudad de Londres -la táctica de ataques aéreos relámpago conocida como Blitzkrieg-, las herederas al trono británico, Elizabeth y Margaret, fueron enviadas de incógnito a Irlanda como medida de protección. Se calcula que tres millones de jóvenes ingleses de todas las clases sociales recalaron temporalmente en la campiña de cara a huir de la trampa mortal que suponían las ciudades. Benjamin Black fabula sobre qué hubiera ocurrido si las princesas hubieran huido del fuego para caer en las brasas. ¿Y si su presencia no hubiera pasado desapercibida para irlandeses con un profundo rencor y odio hacia la corona británica a resultas de las heridas aún recientes causadas por la Guerra de Independencia?

La mansión del duque de Edenmore que acoge a tan preciadas y delicadas “refugiadas de guerra” -propiedad algo decadente cuya pormenorizada reconstrucción de jerarquías y rituales ha llevado a la publicación Kirkus Review a recomendar la lectura de la novela a los seguidores de la serie televisiva The Crown, deviene pues trampa antes que refugio, foco de turbulencias antes que remanso de paz. No olvida pero Black el sentido del humor, haciendo sentir a Strafford antes niñera que agente de la ley y el orden, forzado a la engañosamente aburrida tarea de proteger a las niñas/reclusas de las miradas curiosas, y retratando a una rama del IRA algo patética, al tiempo que introduce a una agente secreta, la señorita Celia Nashe, que adereza la rama con unos toques de guerra de sexos. Quizá Benjamin Black no ha estado nunca tan cerca de apuntar hacia todos los públicos, no renunciando nunca a su prodigioso estilo pero sí componiendo unos ambientes y una intriga capaz de atraer a una amplia tipología de lectores. No ha trascendido si la reina Isabel ha recibido un ejemplar firmado y, por tanto, si ha tenido ocasión de rememorar un episodio cercano a sus experiencias o abandonarse a una pura invención. ¿Le habrá gustado de leerlo? ¿Estará pues Black más cerca o más lejos de recibir la Orden del Imperio Británico?

Antonio Lozano

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