Cuando en el año 2007 RBA otorgó a Francisco González Ledesma la primera edición de su Premio Internacional de Novela Negra, convergieron, por lo menos, tres mensajes de calado: 1) el sello reforzaba su apuesta por la novela policíaca en un momento en que su colección ya era de referencia en el mercado de habla hispana, 2) el género recibía un fuerte espaldarazo en el ámbito español al instaurar por primera vez un galardón de alcance internacional y cuya dotación récord (125.000 euros) disipaba cualquier duda de que se tomara aquél como menor, y 3) que se reconociera el trabajo de una leyenda de la novela negra española marcaba el nivel de exigencia a seguir. De forma colateral, la decisión de fallar el galardón en el mes de septiembre convertía el acto de entrega en la gran cita de la rentrée literaria. RBA expresaba así a los cuatro vientos una idea que vendría a ser:
“Nos importa tanto la novela negra que la impulsaremos todavía más con un premio de primera categoría y un evento de campanillas que lo arrope”.
El abrazo emocionado y con los ojos acuosos del creador del inspector Méndez a los miembros del jurado aquel septiembre de 2007 fue una muestra seminal del acierto que prometía ser el Premio Internacional de Novela Negra RBA. La repercusión en prensa del mismo y los elogios unánimes a la velada entre los presentes apuntalaron los buenos augurios. Este 2018 se celebra la decimosegunda edición y pude afirmarse sin duda alguna que el galardón no sólo ha alcanzado una notoria proyección y prestigio globales, sino que se ha convertido en una institución barcelonesa, haciendo del primer jueves de septiembre un momento de expectación para los lectores y de disparo de salida del nuevo curso editorial.
Lo verdaderamente crucial, sin embargo, es que el premio se ha mantenido fiel a los estándares de calidad con los que nació, a su voluntad de recoger algunas de las voces que con mayor talento y brillantez han explorado las posibilidades de la novela negra, entendiéndola como un instrumento polivalente en el que se concentra la posibilidad de entretener con la denuncia social, la acción con el compromiso político, el retrato histórico con el análisis psicológico, etc, etc. Un repaso a la lista de agraciados supone un verdadero who is who o dream team de las letras negrocriminales de las últimas décadas. Y es que a González Ledesma le siguió Andrea Camilleri en 2008 con La muerte de Amalia Sacerdote; Philip Kerr tomó el relevo en 2009 con Si los muertos no resucitan; Harlan Coben fue galardonado en 2010 por Alta tensión; Patricia Cornwell fue la vencedora de la edición de 2011 con Niebla roja; Michael Connelly triunfó en 2012 con La caja negra; Arnaldur Indridason fue reconocido en 2013 por El Pasaje de las Sombras; Lee Child le sucedió en 2014 con Personal; Don Winslow fue el ganador en 2015 con El Cártel; lo siguió Ian Rankin en 2016 con Perros salvajes, y Benjamin Black el año pasado con Pecado.
Cuando el próximo jueves 6 se septiembre se haga el público el nombre del XII Premio RBA de Novela Policiaca todos los amantes del crimen literario seguiremos de enhorabuena.
Antonio Lozano