Mucho se ha hablado y escrito de Jack Reacher. No sólo por la polémica que levantó en su momento entre sus seguidores la elección de Tom Cruise para encarnar al ex militar en el cine.

Inverosímil si nos atenemos a la descripción que hace Lee Child del propio Reacher en Mala Suerte: «Reacher se miró en el viejo espejo manchado. Un metro noventa, ciento veinticinco kilos, las manos tan grandes como pavos congelados, peludo, sin afeitar, los puños de la camisa arremangados rotos en los antebrazos como el monstruo de Frankenstein». Un “vagabundo” que había sido comandante de la Policía Militar, transformado, casi una década después, en un nómada, siempre de camino a ninguna parte, que presume de que su equipaje es sólo un cepillo de dientes.

«Reacher es como un Lancelot de la Tabla Redonda pero con muy malas pulgas». El Periódico

Los rasgos de Reacher se hacen aún más grandes vistos por el enemigo, Azhari Mahmoud: «Dos metros de altura, ciento diez kilos de peso, quizá ciento veinte, la cabeza afeitada, las muñecas grandes como botellas, las manos como palas, vestido con unos pantalones grises polvorientos y botas de trabajo. Un científico loco, pensó. Contento en su choza del desierto». Y que nunca lava su ropa… la tira a la basura o la quema, y solo compra camisas baratas y pantalones vaqueros. Siempre viaja en autobús y vive fuera del sistema, sin teléfono, sin domicilio, sin correo electrónico… No se le conoce otra profesión que militar, investigador privado sin licencia ni ganas de tenerla, solo como una ocupación circunstancial y pasajera.

A Reacher se le han puesto muchos calificativos. Brutal y pendenciero al compararle con Harry el Sucio o, simplemente, como el Clint Eastwood del thriller. Pero con ese don, con esas manos transformadas en arma mortal, no basta para convertirse en uno de los personajes más redondos y peculiares del panorama negro‐criminal. Reacher es listo, honrado, observador, metódico, solitario… un ser libre con tipo de superhéroe que más bien es un anti‐héroe, un Quijote, un Lancelot con muy mala leche. Reacher sólo tiene compromiso con la verdad, frío y metódico, está lleno de contradicciones. Brutal a veces, sólo cuando defiende a los más débiles o cuando está de por medio la protección de algunos de sus amigos o algunos de sus particulares principios de justicia en el salvaje oeste de la calle, desde Indiana a Los Ángeles.

«Jack Reacher es un héroe de resonancias épicas: duro, taciturno, pero a la vez vulnerable». People

Lo mismo ocurre con ese otro calificativo: man’s man, de difícil traducción. Porque Reacher ya no es aquel machote, aquella fuerza de la naturaleza, aquel militar soberbio y violento… No. Reacher ha ido transformándose, cada vez de modo más sorprendente. Aunque sigue sin dudar, si su escaso dinero se lo exige, en robar a traficantes; el Reacher de Mala Suerte sigue siendo una fuerza de la naturaleza, hábil con las armas, las tácticas y el combate, pero también humilde, directo, sin falsa moral e inconformista, un aficionado a las matemáticas capaz de explicar la elección de su PIN por una sucesión de números primos y raíces cuadradas, amante sin obsesiones del jazz, un nómada noble y salvaje, encantador si es necesario… y, por supuesto, mujeriego. Aunque hasta con ellas se ha ido atemperando. Pero nunca es tarde para saldar una cita pendiente…

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