RBA presentó a Heine Bakkeid al lector español con su debut en el género negro, Bajo el faro, donde dio muestras de una marcada personalidad que buscaba poner tierra de por medio con gran parte de la novela criminal nórdica. Para empezar, el noruego planteaba un sugerente híbrido entre los códigos de la novela negra y la novela de terror (género este último con el que ya había flirteado en sus títulos young adult) con un especial cuidado de los ambientes, generadores de inquietud y tensión. Como principal motor, sin embargo, se encontraba la volcánica figura de Thorkild Aske, un ex policía especializado en interrogatorios que había pasado unos años en prisión por el homicidio involuntario de su novia -conducía el vehículo que sufrió un accidente fatídico- y que ejercía de detective privado mientras buscaba una paz mental que se antojaba imposible. Su tormento trascendía el cliché detectivesco para disparar unos mecanismos paranoicos que maridaban perfectamente con escenarios remotos y fantasmagóricos (una isla abandonada con un faro), al tiempo que con sucesos que planteaban la posibilidad de alucinaciones o toques sobrenaturales.
Cicatrices, supone la confirmación del talento de su responsable para combinar la intriga y la acción de base con toques perturbadores. El misterio, los golpes de efecto y los escalofríos se conjugan para mantenernos en modo “lectura rápida”. Un Aske todavía más inestable y abatido si cabe -ha dejado de tomar los calmantes que le fueron recetados tras las experiencias al límite de la anterior entrega- vuelve a tomar el mando. Necesitado de trabajo, acepta a regañadientes investigar la desaparición de dos adolescentes, un encargo envenenado desde el principio ya que su predecesor fue asesinado. En un guiño que no deja de tener algo de autorreferencial, Bakkeid hace que la tarea proceda de una autora de best sellers de género negro, Milla Lind. Sin embargo, lejos de albergar simples propósitos creativos -introducir la historia real de las malogradas chicas en un libro de ficción-, la famosa novelista encierra motivos mucho más oscuros. Aske, ya de por sí en una situación frágil -propenso a pensamientos oscuros y fisicamente mermado- no tarda, por supuesto, en verse cercado por mentiras, trampas y amenazas.
Un descenso a los infiernos que es un paraíso para los amantes de las novelas negras sobradas de emociones fuertes.
Antonio Lozano - Director de Serie Negra