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Nueva Serie Negra

28 agosto 2018

Vivimos en la paradoja de que no ha habido una época más segura y menos violenta en la historia de la humanidad -o así nos informan los especialistas pese a que obviamente abundan los conflictos y los delitos urbi et orbi- pese a lo cual tenemos la sensación de que el crimen nos envuelve de forma más encarnizada y por ello nuestra sensación de angustia e inseguridad ha alcanzado cotas nunca vistas. La crónica negra cuenta con una amplia cobertura en los medios de comunicación y los documentales sobre hechos luctuosos se multiplican en las plataformas televisivas. A esta corriente se suma una ingente cantidad de ficciones sobre crímenes en todos los formatos artísticos y de entretenimiento imaginables. Editoriales que antaño consideraban demasiado comercial o poco literaria la novela negra le dedican colecciones; Netflix incluye entre sus categorías destacadas producciones policíacas, en Twitter triunfan los hilos que juegan a confeccionar intrigas que el usuario se tome como reales…

¿Cómo dar respuesta editorial a esta marea negra? Aunque pueda sonar a perogrullada, en RBA tenemos muy claro que en primer lugar está el criterio. La selección atinada y el compromiso con la calidad son más urgentes que nunca cuando la sobreabundacia de títulos está dañando seriamente al mercado. No toda historia que incluye a un muerto es novela negra. No todos los escandinavos escriben buena novela negra. No todas las fórmulas y modas ganan con la explotación continuada.

En segundo lugar está la atención a la diversidad. Si en su primera etapa, la Serie Negra de RBA se centró exclusivamente en la ficción, creemos que ha llegado el momento de expandir la colección para acoger las múltiples formas en que el crimen es reflejado por los escritores y escritoras. Esto supondrá darle un fuerte impulso al ensayo, al true crime…, es decir, a aquellos géneros que han privilegiado la investigación y el análisis sobre la imaginación. En este sentido la publicación en noviembre de I’ll Be Gone In The Dark, la absorbente crónica de los esfuerzos de la periodista Michelle McNamara por reabrir el caso nunca resuelto de la identidad de un violador y asesino en serie que aterrorizó California ente finales de los 70 y principios de los 80, supone toda una declaración de intenciones. En la nueva (y amplificada) Serie Negra también tendrán cabida próximamente desde un recorrido apasionante por las mafias rusas (The Vory) pasando por un estudio sobre las huellas en la obra de Dashiell Hammett de sus experiencias en la agencia de detectives Pinkerton.

Por descontado que todo esto no significa en absoluto que descuidemos la novela. Perviven dos rasgos característicos de la Serie Negra: 1) el mimo a los clásicos -como queda demostrado con el lanzamiento en octubre de un ómnibus con las cuatro novelas más destacadas de Jim Thompson- y 2) la fidelidad a una serie de autores de enorme prestigio internacional (Philip Kerr, Ian Rankin, Arnaldur Indridason, Harlan Coben, Benjamin Black…). A esto se suma el interés constante por incorporar a nuestro catálogo a grandes nombres, cuyos frutos ya se advertirán en noviembre con la aparición de Chicago, la primera novela en veinte años del dramaturgo y guionista David Mamet, y próximamente con la llegada de figuras del calibre de Dean Koontz o Michael Koryta. La apuesta por el nuevo talento será también una de nuestras guías: Stina Jackson, una radiante promesa de la literatura negra escandinava, y el estadounidense Will Medearis con su excepcional ópera prima, Restoration Heights, abrirán el fuego a lo largo de 2019.

Por desgracia, el crimen nos rodea. Por fortuna, su reciclaje literario nos apasiona. Seremos cómplices sin mancharnos las manos de sangre.

Antonio Lozano

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