Arnaldur  Indridason

La Islandia de Indridason

27 octubre 2013

Si es cierto lo que dicen, que el paisaje y las condiciones climáticas forjan el carácter y la manera de vivir de los pueblos, el desolado paisaje de la Islandia descrita en las novelas de Indridason es el idóneo para reflejar el carácter del taciturno, melancólico y solitario inspector Erlendur Sveinsson.

El agreste paisaje, surcado de profundos fiordos, con montañas escarpadas y valles profundos y el clima inestable reflejan fielmente los estados de ánimo de los personajes. En Las marismas una implacable lluvia otoñal reviste de gris el ambiente, mientras que La voz tiene lugar en lo más oscuro del invierno. Ni siquiera el tenue sol primaveral de La mujer de verde logra levantar los ánimos.

La gente desaparece con cierta facilidad en la Islandia de Arnaldur Indridason, aunque no todos para siempre. A veces los devuelve la propia tierra —un equipo de construcción desentierra un cadáver en una excavación, un lago se vacía, dejando al descubierto el cuerpo de un hombre—. Otras veces lo que conduce al hallazgo de los restos mortales es la obstinación del irascible inspector de policía, Erlendur Sveinsson, empeñado en dar respuestas a aquellos que aún esperan en casa, sin poder recuperarse de la repentina desaparición de un ser querido.

Islandia es un país muy interesante para situar una novela negra

"Islandia es un país muy interesante para situar una novela negra", dice Indridason. “Durante las últimas dos décadas el país se ha abierto a todo tipo de negocios y turismo y además tenemos el peso de nuestra propia historia. En breve espacio de tiempo pasamos de ser una sociedad de agricultores muy pobre a una rica sociedad moderna. Muchos se quedaron atrás en el proceso y no están contentos con la nueva situación.

Hice que Erlendur fuera parte de esta historia del país. Quise que fuera de la vieja escuela, que mirara hacia el pasado y que odiara los tiempos modernos. A su compañero, Sigurdur Óli, no le importa en lo más mínimo la historia de Islandia o las sagas islandesas, ni nada de aquello que tanto de importa a Erlendur.”

En El hombre del lago Indridason usa la historia del enigmático lago Kleifarvatn que aparece y desaparece en medio de un inhóspito campo de lava para crear el ambiente adecuado de tristeza y tensión para su novela. El gran terremoto que agitó Islandia en el año 2000 abrió una grieta en el fondo del lago por la que se vació. En la novela este hecho simboliza la naturaleza imprevisible de esta tierra de glaciares, erupciones volcánicas y terremotos, a la vez que revela una tragedia personal y da a conocer un aspecto poco conocido de la historia de Islandia: su papel en la guerra fría.

“He viajado a Leipzig en varias ocasiones para promocionar mis libros. En mis desplazamientos por la ciudad entré una vez por casualidad en el museo de la Stasi. Fue allí donde se me ocurrió escribir una novela sobre la guerra fría que posiblemente podría tener lugar en Leipzig. Islandia está vinculada a esta ciudad histórica- y culturalmente, ya que había estudiantes islandeses allí durante la guerra fría,” dice Indridason. “Por las mismas fechas leí que el nivel del agua del lago Kleifarvatn había descendido y me acordé de que se había encontrado allí artilugios de espionaje en 1973. Esa fue la chispa inicial de la idea del comienzo de la novela, que en mi mente se fue desarrollando hasta convertirse en una novela de la guerra fría con espías, amor, traición y toda la parafernalia. También trabajo con las desapariciones como he hecho en mis libros anteriores, ya que las desapariciones me han interesado durante mucho tiempo y desde luego le interesan muchísimo a Erlendur.”

Gente que aparece y desaparece, como el lago, y acontecimientos del pasado que vuelven a emerger de las nieblas del tiempo para afectar al presente. Eso es algo que Erlendur conoce muy bien, la desaparición de su hermano le ha dejado una huella imborrable y una obsesión con el pasado y con ese vacío que deja tras sí la desaparición de un ser querido.

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