Walter Mosley, Cinco razones

Cinco razones por las que amamos a Mosley

01 octubre 2018

La llegada de Walter Mosley al catálogo de Serie Negra a través de la obtención de su prestigioso galardón de RBA Novela Policiaca 2018 ha ido mucho más allá de incorporar a un autor de primera fila y recuperar para el lector en español una visión bifocal del género -a un tiempo anclada en el clasicismo y pendiente de la actualidad- de lo más estimulante.

Con la publicación de Traición queremos:

1. Contar por primera vez con un escritor afroamericano entre sus premiados, lo que garantiza una forma muy particular de entender la ficción criminal, contribuyendo así a expandir sus límites. Con excepciones muy puntuales -la obra de Chester Himes o la traducción tardía de Mumbo Jumbo de Ishmael Reed-, el género negro ha sido ignorado por estos lares.

2. Apostar por una obra que tiene en la denuncia del racismo uno de sus pilares fundamentales, problema endémicamente incrustado en la sociedad estadounidense (el libro está dedicado a Martin Luther King y Malcolm X). Preguntado en rueda de prensa si Donald Trump había resucitado viejos fantasmas, Mosley aseguró que siempre habían estado ahí y que su administración ayudaba irónicamente a visualizarlos, paso indispensable para combatirlos. “Hoy en día mucha gente escribe acerca de sí misma -declaró en una ocasión-. Ya sabe, en plan ‘me encontraba conduciendo cuando tuve un accidente y me rompí la pierna y me pasé tres semanas acostándome con mi hermana’. Yo, por el contrario, escribo sobre héroes masculinos de raza negra. ¿Quién más escribe sobre héroes masculinos de raza negra?”.

3. Reconocer la obra más denunciativa en toda la trayectoria del premio, reconectando con el espíritu combativo de su primera edición donde, en Una novela de barrio, Francisco González Ledesma rompía una lanza por los desfavorecidos y, al igual que Mosley, lamentaba los estragos de la gentrificación. Traición no sólo nos recuerda que la lucha por los derechos civiles sigue viva sino que el abuso de poder -policial, jurídico…- supone una lacra.

4. Servir de altavoz al conflicto interno que tradicionalmente ha llevado al detective al límite de su cordura: buscar alguna suerte de justicia social mientras se tambalea el código moral de uno. Joe King Oliver, el muy humano protagonista de Traición, arranca su historia confesando que cometió una equivocación mayúscula que le cambió la vida y las experiencias traumáticas sufridas luego en prisión torcieron su fe en el individuo y en las instituciones. Todavía deseoso de hacer lo correcto, no duda en recurrir a un ayudante de tintes mefistofélicos (Melquarth Frost) para tener éxito. ¿Los fines justifican los medios? ¿Es inevitable tintarse el alma por un bien mayor? Preguntas así de espinosas atraviesan de cabo a rabo la novela.

5. Acoger a un escritor que desafía las convenciones de los de su ramo: debutó a los 35 años proveniente de un campo tan poco literario como el de la programación informática; ha huido de la especialización para abrazar géneros que van del ensayo histórico a la ciencia ficción, pasando por el erotismo, la novela gráfica y la novela juvenil; pinta acuarelas, luce pins de lo más peculiares -un dálmata, una calavera…- y un gigantesco anillo de doscientos años de antigüedad y proveniente de Ghana…

PS: Una aproximación detectivesca a la obra de Walter Mosley puede surgir de intentar averiguar por qué es un autor al que han adorado tanto los amantes del jazz como Bill Clinton o Roberto Bolaño.

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