Entrevista a Berna González Harbour autora de Margen de error

¿Qué te ha llevado a continuar con la novela negra y con el personaje de María Ruiz?

Debo reconocer que en la primera novela, Verano en rojo, lo que más tiempo y energía me llevó no fue la trama, por muy complicada que fuera, sino crear el personaje. María Ruiz es una mujer policía concentrada en su trabajo, que no pierde el tiempo y que ha levantado un muro eficaz entre sus sentimientos y sus relaciones, entre su trabajo duro y una ternura solo interior. Me costó mucho más que la trama. Por ello, ni ella ni el informático Tomás, ni el comisario Carlos, ni el periodista Luna podían acabarse ahí. Ya estaban vivos, las relaciones entre ellos funcionaban como las que podemos tener con unos compañeros indispensables y debían compartir más casos. Por ello necesité y busqué rápidamente una nueva excusa para devolverles la vida.

¿Cómo armaste la novela?

Con enorme diversión. Es entretenido tejer una trama, sembrar todas las posibilidades, dejar pistas falsas y después ir recogiendo todo hasta que se cierre como una cremallera. Es duro, difícil y trabajoso, pero es un placer.

En esta ocasión, la trama tiene que ver con la corrupción empresarial y la falta de ética en las empresas. ¿Por qué querías tratar este asunto?

La desigualdad entre poderosos y gente inerme es la peor enfermedad de esta era. No quería hablar de tráfico de drogas, de prostitución, de bandas o de crímenes lejanos para la gran mayoría de la población. Quería hablar de algo crudo y muy presente hoy.

También aparece el movimiento 15M, ¿crees que fue un éxito?

El movimiento 15M tuvo un gran éxito en un capítulo fundamental: abrir los debates necesarios, poner en evidencia que los interlocutores habituales se habían quedado atrás, que en algún momento del camino se habían separado de la gente. La vieja estructura que armamos en la transición envejeció de golpe y ellos lo pusieron al descubierto. Es su triunfo. Ni la mejor campaña de comunicación habría logrado algo así.

La tecnología en el periodismo también está muy presente. ¿A dónde crees que nos lleva en este oficio? ¿Crees en el periodismo digital?

No solo creo, lo práctico todos los días con fervor. Las redes y toda la cacharrería nueva son solo herramientas pero, como todas las herramientas de la historia, también cambian el mensaje. La inmediatez cambia el mensaje. Vivimos un momento apasionante en el periodismo porque necesitamos esa inmediatez pero también, más que nunca, la profundidad.

¿Cómo ves, por otra parte, la adaptación al digital de los medios españoles?

Vamos muy bien, mejor que muchos en el resto de Europa. El futuro es el buen periodismo de calidad, y el futuro es web.

En Verano en rojo la situación actual también formaba parte del argumento. ¿La novela negra pierde su esencia si no se plantea también como novela social?

No sé si pierde su esencia, pero para mí la novela negra es el disfraz perfecto de la novela social. Por ello es necesaria. Y además, es entretenida. ¿Qué más se puede pedir?

¿Volverás con la comisaria María Ruiz?

Sin duda. En ninguno de mis planes está el fin de María Ruiz. La comisaria nunca morirá.

 

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